Llegó la hora de poner el cuerpo, y no en cualquier parte, si no en primer
grado. Dos docentes con ardua experiencia en 1° grado nos mostraban el camino
de alfabetizar a través de la literatura sin perder de vista los otros ejes del
currículo: escritura, lectura, oralidad y reflexión sobre el lenguaje.
Nos adentramos en primero.
En parejas debíamos observar que pasa en
primer grado: cuadernos, disposición de los tiempos y espacios, ambiente
alfabetizador (carteles, portadores), estrategias de lectura y escritura,
intervención docente, propuesta didáctica. Ponían la fecha, haciendo preguntas como ¿Lunes
empieza con la de Lucas? Debajo de la fecha, el nombre y luego el área: Lengua,
que empezaba con la misma que lunes.
Hasta ese momento habían trabajado con “Un
barco muy pirata” de Gustavo Roldan. Primero les pregunto si se acordaban de
los personajes, quién era el autor, y luego se los leyó. Todos estaban en
silencio y en sus bancos.
La propuesta del seminario era realizar
un TALLER DE PROMOCIÓN DE LA LITERATURA en primer grado. La idea de mi
compañera de prácticas y yo fue la de un “Restaurante Literario”.
Pretendíamos
que los estudiantes tuvieran la posibilidad de realizar distintas actividades
de lectura y escritura para reconocer a través de la literatura herramientas fundamentales como lo
son la creatividad y la imaginación. Los chicos empezaran como lo hacían
siempre, poniendo la fecha, el nombre, y el nombre del área.
Restaurante.
Primero se sirve el plato de entrada, en
nuestro caso una sopa de letras. La idea era que buscaran a los personajes del
cuento trabajado con su seño.
Pasamos al plato principal dos cuentos
Verruga y Briqueta: las más brujas de todas de Silvia Schujer y Manos Brujas de
Iris Rivera.
los invitamos a pasar al frente a
sentarse como se sentaban en el jardín. Se sentaron y primero le leímos Manos
Brujas. Y luego Verruga y Briqueta la más bruja de todas, porque las seño nos
había dicho que quería trabajar con ellos la bra bre bri bro bru. Una vez
finalizada la lectura de los cuentos charlamos de aquellas cosas que le habían
llamado su atención, que les había gustado, con que cuento se identificaban
más.
Después de hacer una breve socialización
les preguntamos qué era lo que seguía en un menú, cuando van al restaurante. El
postre. Este refería a las poesías. Y les leímos distintas poesías de
diferentes autores nacionales e internacionales.
Finalizando ya con el taller les pedimos
la cuenta una ficha, con los siguientes datos: Nombre del alumno/a. Nombre de la obra.
Autor/es. Que me gusto más. Si querían podían hacer dibujos. Todos pudieron
escribir. Una vez completadas, las pegamos en un afiche diseñado con formato de
restaurante y los dejamos en la galería de la escuela. Y promocionamos a la
literatura NO para ser analizada, sino para disfrutarla y aprender a través de
ella.