Esto se debe a que un alumno escribe en soledad, en su casa, fuera del aula. Asimismo, el compañero que lo lee y comenta el texto no comparte el mismo espacio físico. De esta forma se preservan las subjetividades del autor y el lector.
Recordemos que los adolescentes (y en realidad todas las personas) ponen mucho de sus emociones a la hora de leer frente a una clase y muchos aún no saben cómo afrontar esas situaciones de exposición.
Nosotros, como profesores, podemos ayudarlos para que logren manejar esta situación comunicativa con éxito animándolos para que escriban.
Por otro lado, los invito a leer algunas cosillas que he escrito en luna sombria
Luna Blanco, María Cecilia
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