Relato 01: “Sueños”
Las horas
del día pasan y nuestra vida va cambiando
de rumbo. Es así que, sin darnos cuenta
nos encontramos con nuevos proyectos.
Sueños que creíamos tener guardados en lo más profundo de nuestro ser comienzan a hacerse
realidad.
Era una
hermosa mañana de primavera. Como siempre,
me levanté temprano, preparé mis cosas, y me dirigí hacia la peluquería,
lugar donde trabajo. El pueblo, las calles, la gente era la casi la misma, todo parecía igual a lo del día anterior. Abrí
las ventanas, regué las plantas y me dispuse a preparar unos mates, tenía media
hora para el primer turno.
De pronto,
escucho una voz… era Maxi, un niño con discapacidad muy especial, es uno de
esos personajes famosos que hay en todos los pueblos… Enseguida se ofreció a
cebarme unos mates y yo acepté sin entender mucho sus palabras. Su
vocabulario era escaso gritaba mucho y mordía sus manos cuando se ponía
nervioso; pero su mirada estaba llena de
ternura y su presencia me transmitió paz.
Maxi comenzó a visitarme todos los días. Yo lo esperaba, no podía comenzar a trabajar sin haber tomado uno de sus ricos mates. De a poco comencé a entenderlo, ya no me resultaron incomprensibles sus palabras. Él me llamaba “tía” y yo lo sentí parte de mi familia.
Comencé a observar que copiaba mucho lo que yo hacía y fui delegando en él varias tareas. Es así que se convirtió en “mi secretario”. Comenzó a ir al banco, a la municipalidad, al mercado...Cada día que pasaba estaba más tranquilo y hablaba con mayor claridad.
El tiempo fue pasando y mi vida ya no volvió a ser igual. Dediqué todos los días un tiempito para enseñarle alguna cosa útil a Maxi…Alguien me pregunto si yo era maestra... ¿MAESTRA? …Esas palabras comenzaron a resonar fuerte en mi oído y en mi corazón.
Poco a poco fui aceptando la idea de que mi felicidad es enseñar y aprender, aprender y enseñar. Suena raro pero creo que ha sido así: Maxi me ha enseñado cual es la manera en la que Él aprende…Yo le enseño para que él pueda aprender todo lo que le va a servir para la Vida…
Maxi comenzó a visitarme todos los días. Yo lo esperaba, no podía comenzar a trabajar sin haber tomado uno de sus ricos mates. De a poco comencé a entenderlo, ya no me resultaron incomprensibles sus palabras. Él me llamaba “tía” y yo lo sentí parte de mi familia.
Comencé a observar que copiaba mucho lo que yo hacía y fui delegando en él varias tareas. Es así que se convirtió en “mi secretario”. Comenzó a ir al banco, a la municipalidad, al mercado...Cada día que pasaba estaba más tranquilo y hablaba con mayor claridad.
El tiempo fue pasando y mi vida ya no volvió a ser igual. Dediqué todos los días un tiempito para enseñarle alguna cosa útil a Maxi…Alguien me pregunto si yo era maestra... ¿MAESTRA? …Esas palabras comenzaron a resonar fuerte en mi oído y en mi corazón.
Poco a poco fui aceptando la idea de que mi felicidad es enseñar y aprender, aprender y enseñar. Suena raro pero creo que ha sido así: Maxi me ha enseñado cual es la manera en la que Él aprende…Yo le enseño para que él pueda aprender todo lo que le va a servir para la Vida…
Con el paso
de los años mis sueños comenzaron a hacerse realidad. Tuve y tengo la oportunidad de estudiar para “ser docente”… Una vocación
hermosa, con mucha entrega y que nos ayuda a ser mejores personas; ya que nos
invita a aprender juntos a otros.
El mayor desafío está en el aceptar y valorar la diversidad, porque es ese Otro diferente el que nos brindará la posibilidad de crecer, de ser mejores y más felices.
El mayor desafío está en el aceptar y valorar la diversidad, porque es ese Otro diferente el que nos brindará la posibilidad de crecer, de ser mejores y más felices.
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