jueves, 7 de mayo de 2015

Un Puente Hacia el Aprendizaje


Mis primeras sensaciones, emociones y experiencias durante el trayecto de las prácticas del profesorado de educación primaria, recordando el día que fui designada para observar las prácticas en la misma institución donde transité mi escolaridad al igual que mis hijas, la emoción y la ansiedad fueron las primeras sensaciones que me abordaron, más aún sabiendo que el rol que debía cumplir era completamente diferente. Tenía que hacerlo con una mirada  distinta a la habitual, observar  la realidad de las prácticas áulicas, aprendiendo a mirar las diversas realidades que atraviesan la escuela.

Los primeros pasos encaminados a un salón de primer grado fueron atravesados por   sensaciones varias:  felicidad, ansiedad y múltiples expectativas acerca de lo que pudiera ocurrir. La bienvenida cordial de la docente hizo amena la primera experiencia en el aula.

Fui presentada con los niños, explicando el motivo de la presencia de un observador externo. Con mi chaquetilla igual a la de la docente los niños se vincularon conmigo como si fuese otra docente.

Respecto de la organización del aula, recuerdo que los niños se sentaban grupalmente,  mientras, por mi parte realizaba las tareas de observación asignadas por la institución formadora. Con el correr de los días me permitieron acompañar a los niños en la resolución de las actividades propuestas por la docente.  Y así fue como conocí a Sebastián, un niño que no realizaba las actividades. Sentándome a su lado pregunte porque no escribía:  No me respondía nada y lo notaba muy temeroso. Comencé a mirar su cuaderno y vi que estaba incompleto que nunca terminaba con las actividades del día y que la docente  le daba tareas diferentes por su dificultad con la escritura.  Proponiéndome  ayudarlo con permiso de la maestra, noté que sus trazos eran rígidos, duros, siempre con miedo a equivocarse,  imaginaba  que lo que hacía lo hacía mal, entonces no lo intentaba. Le dije que no tuviera miedo, que el miedo solo asusta, que se podía equivocar muchas veces pero lo importante es que no se rindiera y que lo intentara tantas veces hasta que le saliera, que si quería aprender lo iba hacer

De a poco fui ganando la confianza de Sebastián, quien se animo lentamente a hablarme y contarme algo de su vida: que su familia era analfabeta entonces nadie lo podía ayudar con sus tareas. Esto me hizo comprender aun más sus miedos y temores. Pero convencida de que motivar e inspirar  a los niños es fundamental para hacerlos sentir seguros, poder  descubrir  sus fortalezas,  demostrarle y reconocer que las tiene y que a través de estas puede vencer retos es uno de los desafíos en la labor docente, continué con la tarea hasta el último día en el aula.

Como conclusión de la experiencia descripta, considero que pude comprender la importancia de conocer las diversas realidades en las cuales están inmersos los niños, dado que ese conocimiento potencia la posibilidad de generar situaciones de enseñanza significativas y relevantes, que promuevan y faciliten los aprendizajes de los niños.



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